LIMPIANDO PATRONES FAMILIARES HEREDADOS – TENGO QUE / DEBO HACER / ES MI OBLIGACIÓN
Estas frases son bastante típicas y casi todos las tenemos en nuestro vocabulario y las tenemos tan normalizadas que apenas nos damos cuenta del impacto que ejercen sobre nosotros.
Son frases de exigencia a uno mismo, que probablemente derivan de una educación muy estricta y rígida en el ambiente familiar.
No es malo el exigirse cosas a uno mismo, si ello te lleva a tener un espíritu de crecimiento sano, sin traumas. Lo malo llega cuando tras esa auto-exigencia si no se logran las expectativas que conllevan, derivan en sentimientos de culpabilidad, y eso por no mencionar los votos kármicos que de esos hablaré en otro momento, aunque ya lo he tratado en otro de mis blogs, pero quiero traerlo a este.
Esas frases que implican exigencia también llevan consigo la anulación de tu derecho a elegir. Es algo que implica una obligación que hay que hacer nos guste o no, bien por imposición de una educación social, familiar o religiosa recibida o por auto-exigencia propia.
Obviamente esto es un arma de doble filo, porque lo mismo que te exiges a ti mismo, también lo exiges a los demás y esto te puede llevar a situaciones de conflicto serio en cuanto a las relaciones humanas.
El “debo hacer” lo conviertes en un “debes hacer” o “tengo que” en “tienes que” o “es mi obligación” en “es tu obligación” etc.
Si esto lo hacemos con un niño, sería conveniente que anexo a ese “tienes que hacer tal o cual cosa” vaya acompañado de unas explicaciones comprensibles y lógicas para que el niño entienda el por qué sería conveniente que hiciera eso, porque está en una fase o periodo de aprendizaje.
Si esto se hace con un adulto, a todas luces le estás negando la opción de elegir. Es un tienes que hacer esto sí o sí o porque lo digo yo y punto. Pero claro, la otra persona no lo ve así hasta que no está asfixiado por una relación tóxica porque todo esto está demasiado normalizado en la sociedad.
La forma correcta de sustituir ese mandado por uno que ofrezca a la otra persona la posibilidad de elegir, sería algo como “¿Puedes hacer esto? ¿Te importaría hacer esto? ¿Por qué no haces tal o cual cosa? Estas frases no implican exigencia, ni obligación, y dejan a la otra persona libertad de acción.
Te invito a que hagas una reflexión con tus propios patrones limitantes y los anotes en la hoja que te adjunto, y luego trates de reemplazar esas frases por otras más positivas. Ten la hoja a mano, quizás no los recuerdes todos de entrada, y a medida que pase el tiempo puedes ir incluyendo esas frases que de pronto vienen a tu mente y puedes limpiarlas y reemplazarlas por otras nuevas.
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